jueves, 16 de diciembre de 2010

Sapo en Buenos Aires

Dejo un cuento muy divertido, apropiado para la Educación Tecnológica, que nos sirve, entre otras cosas, para comparar el ámbito rural con el urbano (o el urbano con el rural, mejor dicho).

Una piedra muy grande es un cuento del libro Sapo en Buenos Aires, del escritor Gustavo Roldán.

Una piedra muy grande

Esa tarde la lluvia caía y caía y un olor a tierra mojada llenaba el monte.

- ¡Eh, don Sapo! -gritó el piojo desde debajo de la panza del ñandú. -¡Aquí no nos moja la lluvia, que oportunidad para que nos cuente un cuento!
- ¡Un cuento de Buenos Aires, don Sapo, cuéntenos más de Buenos Aires!- Pidió la garza blanca.
- Eso, don Sapo - dijo el quirquincho-.¿Qué les gusta a aquellos que viven allá? ¿Tiene buena tierra? ¿Les gusta el olor de la tierra mojada?
- Son raros, no tienen tierra a mano, los pobres.
- ¿Cómo?
- ¿Qué no tienen tierra?
- ¡No puede ser, don Sapo!
- No nos haga bromas, don Sapo ¡Cómo no van a tener tierra!
- Ya les explico. Tienen que pensar que allá las cosas son diferentes.
- Sí, pero no puedo creer que no tengan tierra
- Y sin embargo es así. Todo es como una piedra muy grande y chata.
- ¿Una piedra muy grande?
- Sí. Tapa todo el suelo
- ¿Tienen el suelo forrado?
- Sí, pero en fondo se ve que la tierra les gusta, porque vuelta a vuelta la rompen y hacen grandes pozos y ahí, debajo de la piedra, tienen tierra
- ¿Y qué hacen con esa tierra?
- La sacan afuera, la tienen algunos días amontonada y después la vuelven a meter al pozo y la vuelven a tapar con la piedra
- ¿y siempre hacen eso?
- Todos los días. Cuando tapan un pozo se van un poco más allá y cavan otro diferente
-¿Y después lo tapan otra vez?
- Claro, pero otro poco más allá vuelven a cavar otro.
- ¿Y así toda la vida?
- Parece.
-¡Pero no tiene sentido, don Sapo!
- Mire m`hijo, no se apure a juzgar. Se ve que a ellos les gusta hacerlo, lo que yo les aseguro es que cavan y cavan y rompen las piedras todo el día.
- Bueno, don Sapo pero lo que no entiendo es porque no dejan toda esa tierra afuera del pozo y listo. La tiene a mano para toda la vida.
- Es que allá tienen muchas leyes y parece que la ley dice que tiene que ser así.
- Bueno, unos cavan y cavan y ¿qué hacen los otros?
- Se paran y miran dentro del pozo. Se paran y miran. Por eso digo que les gusta la tierra.
-¡Pobres! ¡Qué mala suerte tener esa piedra arriba! ¡El trabajo qué les cuesta!
- Y bueno, amigo piojo, son cosas de la vida. No a todos nos toca la suerte de vivir en el monte.